El príncipe féliz
Era una estatua de un príncipe, la estatua tenía oro en sus ojos, y un diamante en la empuñadura de la espada . La estatua vivía con la golondrina, un día el príncipe estaba triste porque la golondrina se tenía que marchar, la golondrina le preguntó que le pasaba y le dijo el príncipe que estaba triste porque en la ciudad estaban todos tristes y le dijo la estatua a la golondrina que se acercase a la ventana de una casa. Allí la golondrina vio una costurera con los dedos hinchados de coser y la estatua le dijo a la golondrina que le quitase la empuñadura y se la diese a la costurera.
Al día siguiente vio a un poeta que estaba cansado de escribir y el príncipe le dijo a la golondrina dale a ese poeta un ojo mio de diamante, al día siguiente le dió pena una niña que estaba llorando porque le dijo su padre que sino traía dinero a casa no tendrían para comer, y el príncipe le dijo a la golondrina que le diese el último ojo de diamante. La golondrina se acercó a la niña y le dio el ojo de diamante.
El príncipe le pidió a la golondrian que se quedase con él pero la golondrina no podía quedarse más días, se despidió del príncipe y se marchó.
Rubén
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