Utilizamos este rincón para expresar nuestros sentimientos y vivencias diarias.
martes, 21 de mayo de 2013
Un buggy muy perro.
Èrase una vez un perro llamado Danko. Era un perro pequeño de 3 meses de vida.Tenía poco pelo y las patas muy fuertes.Era muy blanco, pero tenía manchitas de color negro.
Le gustaba ir a cazar perdices y conejos, pero cuando los cogía, los escondía y les decía: "Vete corriendo lejos de aquí, porque te quieren cazar."
Danko era un perro cazador, pero diferente, porque no llevaba sus presas a los cazadores.Era un poco raro.Un día encontró una trampa en la que había una pócima mala.La pócima estaba en un cepo de zorro. Él se la bebió entera y empezó a sentirse muy extraño.
Sus patas se pusieron muy redondas hasta que parecieron ruedas. Los ojos se transformaron en las luces delanteras y del pecho le salió un enorme volante. Del cuerpo salió un asiento, unas cuerdas de seguridad y pedales de freno de acelerador y de marchas.
Su rabito se convirtió en tubo de escape.
Danko se había transformado en un Buggy y ahora se sentía un poco mal. Apareció de repente en la casa como un regalo de Reyes. Ahora come gasolina en vez de pienso, y hace "grrrrrrrrrrrrrr" en vez de "guau guau ". Parecía que estaba enfadado todo el tiempo,gruñía sin parar.
Todos echaban de menos a Danko, nadie sabía que se había corvertido en un buggy. Pusieron carteles en las farolas para encontralo, pero nadie lo encontraría.Ahora los niños se suben encima y se dan una vuelta con él. Duerme cada noche en un garaje. Su manta es una gran lona que lo protege de los ladrones.
Danko estaba muy triste y echaba de menos que sus dueños lo acariciaran. También se acordaba de su pienso y le daba hambre. No sabía qué hacer.
Un buen día el Buggy Danko se quedó sin gasolina, estaban paseando con él por el campo. Los niños se bajaron y lo empujaron mucho y de pronto el tubo de escape se transformó en una gran cola que se movía de un lado a otro. Los niños se asustaron mucho y se escondieron detrás de un árbol.
De la chapa salió mucho pelo y las luces delanteras se transformaron de nuevo en dos grandes ojos que miraron a la izquierda, después a la derecha, buscando comida y a sus dueños. Poco a poco se fue convirtiendo de nuevo en el verdadero Danko.
Los niños estaban muy sorpredidos, flipados. Aquello parecía magia y estaban ahora muy contentos.
Se acercaron todos al perro para abrazarlo y lo llevaron a sus dueños. A partir de entonces lo cuidaron más y le dieron más cariño.
FIN
Cuento inventado por Iván y Eva.
Han colaborado para copiarlo Rubén y Mario M.M.
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